En los 40 años de su consagración episcopal, resaltamos la figura inspiradora de monseñor Juan Antonio Ugarte, profesor pionero de la primera hora de la UDEP, sacerdote dedicado a la educación y la fe.
Por Gabriela Hernández. 20 septiembre, 2023.Monseñor Ugarte es uno de los nueve profesores con los que la Universidad de Piura inició sus actividades académicas en abril de 1969. Nacido en Lima en 1938, su recorrido vital ha sido marcado por una profunda vocación sacerdotal y una pasión por la enseñanza, que lo llevaron a Piura en 1968, también (después) a Abancay, Cusco y Yauyos.
Con 57 años de vida sacerdotal, el 2 de octubre, el arzobispo emérito del Cusco celebrará con júbilo sus 40 años de consagración episcopal. Con este fin, el 30 de setiembre se celebrará una Misa de Acción de Gracias, a las 4 de la tarde, en la Parroquia San Josemaría Escrivá, ubicada en San Borja (Bellas Artes 300). Están invitados sus exalumnos, colegas, amigos, sacerdotes y obispos.
Monseñor Ugarte y la Universidad de Piura
Su conexión con la Universidad de Piura (UDEP) se estableció desde los inicios de la institución, pues participó en su creación y desarrollo desde sus primeros días. Junto a figuras históricas de la universidad como los doctores Ramón Mugica, Miguel Samper, Víctor Morales y el padre Javier Cheesman, entre otros, contribuyó a formar una institución de educación superior de primera categoría, fuera de Lima.
En la universidad, monseñor Ugarte, ingeniero químico industrial por la Universidad Nacional de Ingeniería (1961), enseñó los cursos de Química Básica a estudiantes de Ingeniería en su primer año, y Química General. Mientras estuvo en la UDEP, también compartió sus conocimientos de Teología con alumnos de Ingeniería y de Ciencias de la Información -que luego sería la Facultad de Comunicación
En 1983, dejó la universidad para servir como obispo auxiliar de Abancay y, luego, en la Arquidiócesis de Cuzco hasta 1991. Posteriormente, asumió el cargo de obispo prelado de Yauyos en 1997. En 2003, se convirtió en el arzobispo del Cuzco, cargo que empezó a ejercer desde el 2004.
“Milagro”
Durante sus primeros años en Campus Piura, monseñor Ugarte y sus colegas enfrentaron desafíos y aventuras en la creación de esta institución educativa. A pesar de las dificultades, prevaleció un ambiente de cordialidad, respeto y exigencia académica que buscaba no solo formar profesionales competentes, sino también inculcar una sólida formación humana y cristiana en los estudiantes.
En una entrevista que diera en 2019, recordaba con cariño su tiempo en Piura y la cálida acogida de la comunidad. Además, destacó el prestigio de los profesores y el impacto que tuvieron en la formación de las primeras promociones de estudiantes, cuyo éxito en sus carreras profesionales reflejaba la calidad de la educación recibida en la UDEP.
“No sé si los alumnos se dan cuenta, pero realmente estábamos en un desierto. Sembrar el primer pedacito de pasto costó una barbaridad. Hubo mucho empeño, mucho trabajo, y había mucho entusiasmo. El ‘soñad y os quedaréis cortos’ que decía San Josemaría se ha cumplido con creces: realmente, hemos soñado y nos hemos quedado cortos”, resaltó don Juan Antonio Ugarte en la misma entrevista.
Una visión para el futuro
Monseñor Ugarte consideraba que la UDEP, en sus inicios, debía proporcionar una formación integral y personalizada, con un enfoque en la calidad y la excelencia académica en lugar de simplemente perseguir beneficios económicos. Tantos años después, considera que se ha conseguido, a punta de tiempo, trabajo, esfuerzo y con la gracia de Dios.
“Yo creo que en la UDEP se ha conseguido un orgullo especial, de darse cuenta de que no es una universidad más. Y eso lo reconocen también quienes no han estudiado aquí. Mucha gente busca a la UDEP por la formación integral que aquí se da. Hay que escuchar a los exalumnos, que cuentan sus experiencias profesionales y cómo aprecian la formación integral que recibieron. (…) No nos olvidemos de que el centro es el Sagrario, de ahí sale toda la fuerza. Y es el Señor quien ha impulsado los frutos abundantísimos que ha dado la universidad”.
Con jocosidad, resaltó: “Todavía hay hectáreas de desierto que hay que llenar. Ojalá podamos tener más edificios que se asemejan al E. Es impresionante lo que se ha hecho ahí”.